MarteS, VeranO de 1698 14:12
En medio de una multitud, una mujer acusada de brujería ardía mientras permanecía amarrada con cuerdas en un poste, sus ahogados gritos podían escucharse entre la disonancia de aplausos y risas de los campesinos religiosos.
Mientras el humo ascendía hasta las nubes, una pequeña niña de siete años observaba a través de la ventana de su habitación en impotencia y desamparo cómo las llamas cubrían el cuerpo de su madre, al mismo tiempo que abrazaba el collar con el pequeño frasco con sangre que esta le había obsequiado.
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CharA: Ma... Mami...
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En medio de los desesperados gritos de la mujer, se escuchan unas palabras provenientes de ella, una promesa llevada por la rabia.
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AlicE: ¡¡BESTIAS DESPIADADAS SIN CORAZON, LOS MALDIGO, MALDIGO ESTE PUEBLO, QUE ARDERÁ DE LA MISMA MANERA QUE ARDE MI CUERPO, Y SUS OSCURAS ALMAS SUFRIRÁN EN DESESPERACIÓN COMO LO HACE MI ALMA!! -- Sus rugidos fueron volviéndose más y más débiles, convirtiéndose en dolorosos gemidos, hasta solamente quedar un oscuro y frio silencio.
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Del carbonizado cadáver todavía salía humo y los campesinos comenzaban a dispersarse, regresando a sus tareas habituales. Mientras tanto, la pequeña de la supuesta bruja sollozaba, recostada en el suelo e incapaz de comprender el comportamiento de sus vecinos y sus hijos, entre ellos aquellos a quienes llamaba "amigos". Había visto lo que han hecho, y en su joven mente, se vio a si misma aplaudiendo descerebradamente la quema de otros hombres y mujeres.
Entonces se reincorpora, y aún con lágrimas en sus ojos y mejillas, observa detrás del humo, su única vía de escape de este infierno.
El prohibido monte Ebbott, y lo que sea que se escondiera detrás de este.
Al caer la noche, la niña consigue escabullirse hasta el bosque y, con la magia que le enseñó su madre, el frasco en su colgante, y su imbatible determinación, alcanza la meseta del monte tras varios días de caminata sin parar, donde caía una inclemente tormenta. La pequeña divisa una cueva, la cual utiliza como refugio.
Siendo llevada por la curiosidad, la pequeña se adentra más profundo en la cueva, descubriendo un abismo, con un pequeño pero notorio destello en lo más profundo. Al intentar rodearlo para tener una mejor vista, tropieza con una raíz, cayendo y cayendo, hasta estrellarse en una cama de flores amarillas.
Sintió su columna partirse en dos, sus vertebras atravesando sus pulmones, y sus otros órganos romperse y sangrar. Le costaba respirar, y el dolor le prevenía pensar con claridad; no quería morir, no debía morir, se rehusó a morir, intentó mover sus piernas pero no respondían, intentó gritar pero se ahogaba con su propia sangre, intento arrastrarse, pero sus brazos estaban muy débiles. Lo único que conseguía con su forcejeo contra la muerte es lastimarse más y más, además de hacer mucho ruido. Su visión se volvía borrosa, y su respiración mas pausada...
Hasta que, de un momento a otro, sintió un agradable calor, seguido de la aliviante desaparición del dolor en su cuerpo, volvía su respiración, y sus piernas respondían nuevamente. Entonces se reincorpora, permaneciendo de rodillas y mira por encima de su hombro, el amigable rostro de un ser que no podía comprender, un aparente niño, de blanco pelaje, y con minúsculos colmillo sobresaliendo de su boca y detrás de él, lo que parecían ser sus padres.
Sin temor, el pequeño estrecha su mano hacia ella...
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AsrieL KaiseR DreemuR: ¡Ven conmigo!
MiercoleS OtoñO 2008 17:13 pm
Chara estaba sentada en el banco de un pequeño parque, esperando que Asriel termine de comprar en el supermercado cercano. Al voltear hacia la izquierda, observa el atardecer, las marrones hojas cayendo al suelo y las palomas sobrevolando los edificios, las vacías calles de Gorgon... y de la derecha, ve a Frisk, con un trozo de tela violeta manchada en sangre, envuelto al rededor del ojo izquierdo.
Quietos como estatuas, los dos se miran a los ojos, en un silencio que trajo de vuelta los recuerdos del subsuelo, junto con todas los reinicios, muertes, sangre y polvo. Frisk no hace más que apretar el puño dentro de su bolsillo mientras suelta un suspiro, para luego continuar con su camino a paso rápido, mientras que Chara aparta la mirada hacia el suelo, demasiado avergonzada y culpable como para volver a alzar la vista.
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CharA: (Frisk... Lo siento tanto...)
FrisK: No te atrevas a pedirme perdón. -- Se detiene en seco, a unos metros alejado de Chara, con su cabeza ligeramente volteada a su derecha.
CharA (Susurrando): ...Cierto, el enlace...
FrisK (Tras pocos segundos de silencio): ...Chara, ¿Cuantas veces has repetido esa masacre?
CharA: ...
FrisK: Exacto, y no solo eso, sino que lo hiciste con mi cuerpo. Has matado tantas veces, has desparramado tanta sangre, y me has obligado a verlo todo durante tanto tiempo... ahora esas imagenes jamás saldrán de mi cabeza...
CharA: Frisk...
FrisK: ¡No! -- Da media vuelta, mirando a Chara directamente al rostro -- No te atrevas a pedirme perdon, nada me hará olvidar todas esas masacres, ¡nada! ...Y si de verdad estás arrepentida...
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Inmediatamente se da vuelta, dando unos pocos pasos hasta ser interrumpido por Chara.
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CharA: P-por lo menos déjame... -- interrumpiéndose, extiende su mano y de esta manifiesta una cadena de acero escarlata que roza gentilmente el rostro de Frisk, y tras unos pequeños destellos, él siente cómo la herida en su ojo - junto con cualquier otra que pudo tener - es curada por la habilidad Magi de ella, a lo que él simplemente responde con un resoplo.
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Sin perder el tiempo, Frisk se apresura en alejarse, andando a paso rápido, dejando a Chara detrás con mayores sentimientos de culpa. Ella sintió como sus ojos se iban llendando de lágrimas, pero se las arregló para bloquearlas, pues sabía que Frisk tenía razón. Al rato, apareció Asriel detrás de ella con varias bolsas de supermercado.
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AsrieL: Perdon por tardar, la cajera tuvo problemas con... -- se da cuenta de la humedad en los ojos de Chara y de su expresión vacía. -- ...Oye, ¿estás bien?
CharA: Si, estoy bien... -- Dice mientras aún mira al suelo.
AsrieL: Bueno. Oye, compré chocolate ¿quieres?
CharA: No, gracias...
AsrieL: Okey...
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Varias horas después, mientras caía una leve lluvia en la calle, Chara andaba pausadamente por el pasillo, camino hacia su dormitorio, hasta ser detenida por Asriel, quién vino con un oso de peluche blanco de veinte centímetros en una mano junto con la barra de chocolate de antes en la otra, sorprendiendo a Chara.
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CharA: ¿Asriel? Pero...
AsrieL: Vamos Char, -- Le habla con una sonrisa cálida. -- ¡Simplemente me alegra verte después de tantos años de haber desaparecido! Incluso después de vivir conmigo varios días ya. Ví esto y supe al instante que te gustaría.
CharA: ... -- observa detenidamente el obsequio de Asriel durante unos segundos, para luego dirigir la mirada hacia el rostro de su hermanastro. -- ...Asriel, ¿recuerdas todas esas matanzas repetidas en el subsuelo? No me merezco esto, he echo cosas imperdonables y...
AsrieL: Chara... -- Coloca la mano en el hombro de su hermana. -- ...Si, recuerdo todo eso, pero... También recuerdo cuando jugábamos en las ruinas, o cuando llegaste, o cuando dormíamos en el mismo cuarto. No solo eres mi hermana, también eres mi mejor amiga, la persona más importante de mi familia, casi tanto como mis padres o mi abuelo. Tengo demasiados buenos recuerdos contigo, y... quizá nadie te perdone... pero yo sí.
CharA: Asriel... Gracias, muchas gracias...
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Tras soltar a Asriel, Chara se dirige hacia su habitación andando a paso acelerado y virando a la izquierda, entrando en la penúltima puerta del pasillo, mientras Asriel se limitaba a soltar un suspiro de satisfacción e ir a su dormitorio al final del pasillo.
Mientras la tenue luz de la luna iluminaba el oscuro dormitorio de Chara, ella se mantenía sentada en su cama, con la manta cubriendo sus piernas y el peluche que Asriel le había regalado en su regazo. Ella se mantenía inerte en su cama, pensando en el subsuelo y su vida pasada, en su minúscula familia y la de Asriel, y en qué la impulsó a tantos reinicios de la Ruta Genocida.
Ojeó el resto de su habitación con una sensación de nostalgia, recordándole de su antiguo hogar y vida. Con la misma sensación, manifiesta su alma, viendo con detenimiento las pequeñas y destellantes grietas en esta, las cuales al intentar tocar, se sobresalta del dolor. Entonces mira el chocolate en la mesa que tenia al lado, y arranca un pedazo del mismo para comerlo y después de un rato, reposa su cabeza en la almohada, notando un objeto metálico y frío en la nuca y doblando el brazo como puede, alcanza lo que le estaba dando molestia.
Un cuchillo de cocina, con un mango de madera oscura, una guarda plateado oscuro, y una hoja negra con manchas rojas...
El Cuchillo Real, la hoja con la que se había manchado de sangre y polvo durante tanto tiempo; su pasado acechandola como cualquier otro día.
Como si fuera una lata de cerveza vacía, la lanza descuidadamente al aire, clavándolo en el suelo. Sin preocupación alguna, se cubre con la sábana hasta el cuello y tras acostarse mirando a la pared, no tarda mucho en caer dormida.
Tras un rato de tener los ojos cerrados, Chara despierta encima de una cama de flores marchitas, notando a su alrededor la humedad, observa rápidamente el lugar en el que estaba; rocas, polvo, líquenes, mas flores y plantas como lianas y césped muerto. Al terminar de voltear su cabeza de un lado a otro, una sensación de deja vu la invade.
Nerviosa, se pone de pie, seguido de dar unos pasos hacia una apertura con una arruinada puerta a la izquierda, tras atravesarla, observa un jardín subterráneo iluminado por pequeños ases de luz, en el que habían arbustos con algunas bayas, pasto bastante crecido... y una flor en el centro del jardín, de pétalos amarillos con una boca llena de dientes humanos y manchados de negro.
La bizarra flor llama la atención de Chara, quien se acerca al pequeño prado hasta quedar a dos metros de la flor. De un momento a otro, la planta voltea su cabeza hacia Chara, quien reacciona quedándose inmovil, ambos permanecieron totalmente quietos durante unos interminables segundos, hasta que la humana intenta dar un paso hacia atrás; lenta y cuidadosamente, Chara mueve su pie derecho hacia atrás hasta dar un paso, pero repentinamente, la flor abre la boca por completo, mostrando un abismo del cual salía un ensordecedor y agudo chirrido que resonaba en el cavernoso jardín, para luego partirse por la mitad de la nada y combustionar espontáneamente.
Con sus manos aún cubriendo sus orejas, Chara intenta procesar lo que acababa de presenciar, mientras miraba paralizada la diminuta montaña de cenizas que había dejado aquella extraña planta.
Entonces escucha unos pasos provenientes de una destruida puerta a varios metros frente a ella, de la cual sale Toriel... o al menos un cadáver andante parecida a ella. Con trozos de piel faltante, carne gris putrefacta que no dejaba gotear sangre, un masivo corte en la cintura y uno mas pequeño en la mejilla, su rostro tenia una expresión vacía, con su boca medianamente abierta en todo momento, cuencas vacías de las que no se veía más que negro, y varias grietas sangrantes en su rostro.
Al ver a la temerosa humana a los ojos, el cuerpo inclina la cabeza hacia la izquierda y se acerca a ella torpemente, mostrando la falta del antebrazo derecho.
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¿TorieL?: ChaAAarraaA... -- Pronuncia con una voz gutural, como la de un ahogado
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Preparándose para lo peor, Chara intenta invocar los cuchillos de Scarlet Dawn, pero no siente nada en su mano y al mirar se da cuenta de que no puede manifestar su alma, ni su Mabilidad Magi. El pánico la invade; su respiración se agita, empieza a temblar y a sudar frío... y de repente, un sonido húmedo, como el de un pedazo de carne cayendo al suelo resuena en el lugar, Chara vuelve a mirar al frente, para ver que la mandíbula de la moribunda copia se había caído al suelo. El cuello del cadáver luego es cercenado de la nada y la cabeza empieza a flotar varios metros por encima del suelo, con la columna vertebral aún conectada al cuerpo.
Entonces, Chara empieza a sentir un calor bestial, como si estuviera en un desierto y al mirar al suelo, nota varias llamaradas cerca de ella, rodeándola y de un momento a otro, es engullida por las llamas, pero antes de soltar algún grito...
Despierta de un salto, a las 7 de la mañana en su habitación, por los beeps de su despertador.
Sudando, jadeando y con las manos temblorosas, se apresura en apagar la alarma, para luego mantenerse sentada en su cama, observando a la nada mientras piensa en su sueño.
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CharA: (Una... ¿U-una pesadilla...? Pero se sintió tan real...) -- inhala y exhala lentamente, intentando calmarse. -- S- sólo fue una pesadilla. Sólo t-tengo que dejar de pensar en el subsuelo...
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Pocos minutos después, recién bañada y vestida, Chara se preparaba para ir al colegio. Mientras recogía y organizaba sus cuadernos, ojeó brevemente el cuchillo real en el suelo, mirando su maldición como si fuera una cucaracha muerta y sin perder más tiempo, va hacia el comedor a recibir el desayuno.
Y cuando Chara sale de su dormitorio, su cuchillo desaparece del suelo tras un pequeño destello escarlata.
TO BE CONTINUED...