- — ¡¡Maldita sea!! ¡¿Acaso nunca te cansas de esto?!
Después de incontables encuentros, era lógico que el Sans de hilos azules estuviera fastidiado con la humana mágica.
- — Nop
Lo decía con una cara totalmente neutral, mientras colgaba de los hilos, aprisionada, pero sin darle importancia a eso.
- — Juro que voy a destruirte, ¡algún día! ¡Descubriré tus debilidades y las usaré todas para acabar contigo!
Las cuerdas se tensaron tanto que acabaron por rebanar el cuerpo de Chaos. Su ALMA salió disparada fuera de ahí.
- "Debilidades, huh"
Al despertar, Chaos se encontraba en un lugar lleno de cascadas, y pequeñas piedritas brillantes simulando ser estrellas. ¿Universo? ¿Línea temporal? ¿Qué más da? Solo era un Waterfall como cualquiera.
Caminaba lentamente por la cueva, sin muchos pensamientos en la mente. Aburrida. Ni siquiera se acordaba del encuentro que tuvo con Error Sans hace apenas un rato.
En un intento de levantar el ánimo, formó una pequeña bomba entre sus manos y la dejó estallar enfrente suyo, mandando a volar a un monstruo desprevenido que ni siquiera había visto antes. Soltó una alegre risa con eso, ya sintiéndose de mejor humor.
Diez pasos más adelante, mientras pensaba quién sería su siguiente juguete, algo llamó su atención.
- Una puerta.
- Color gris.
- La cual no debería estar ahí.
- Color gris.
Sus pálidas manos empezaron a temblar con una emoción que no podía describir, pero tampoco le importaba hacerlo.
Posó su mano en la perilla.
La giró.
La puerta fue abierta.
...
Silencio.
El lector ya sabe bien lo que hay en esa pequeña y oscura, muy oscura, habitación. Ahí está Él.
Y ella lo mira fijamente. Camina con pasos muy lentos y pesados hacia Él. La expresión en su rostro es... anormal.
El hombre que habla con las manos, sin embargo, no hace absolutamente nada para provocar esa reacción en Chaos. Solo está ahí, existiendo, frente a los ojos de una humana perturbada. Sus pupilas, brillando del color de la locura, son lo único que se puede ver en su ensombrecido rostro.
Y mientras miraba sin moverse, se podía ver en el cuello de la humana una cicatriz, perfecta y bien cuidada, que brillaba inexplicablemente.
- ¿Quién es este sujeto? ¿Lo golpeo? ¿Lo mato? ¿Me burlo de él? ¿Lo hago arder? ¿Lo hago estallar? ¿Debo moverme? ¿Debo reír?
- ¿ P o r q u é n o m e p u e d o m o v e r ?
Entonces, Él finalmente reaccionó. Abriendo los ojos, y desapareciendo del lugar.
Al instante, Chaos regresa a la normalidad. La confusión en su rostro, debido a sus marcas, no es precisamente visible, pero bastante fácil de deducir.
- — ¡¿POR QUÉ SIEMPRE ME PASA ESTO CON ESE MANOS HUECAS?!
Apretando el puño con ira.
... ¿"siempre"? ¿Acaso eso fue lo que dijo?
Parece que sí existe una debilidad en ella. Por alguna extraña razón.
Después de un encuentro fallido más con el Doctor, no le queda más opción que volver en sus pasos y seguir explorando un juego como cualquiera.
La buena noticia, para ella, es que nadie podría adivinarlo ni darse cuenta. Está a salvo de que usen esa parálisis en su contra.
Nota de la autora: Había hecho un cómic sobre esto hace tiempo. Aquí está.
