Undertale AU´s Wiki
Undertale AU´s Wiki

New Prophecy Capítulo 18: Límites nuevos

El tiempo ya había transcurrido algo con normalidad, la recuperación de Asriel fue algo sorprendente, tanto como Bruce enseñando sus nuevas armas a la científica, los dos se vieron forzados a experimentos por semanas agotadoras, acompañados de entrenamientos horribles con los hermanos esqueleto.

Esgrima con Papyrus, saber usar armas era algo crucial en esta batalla.

Papyrus: Más rápido, MÁS FUERTE, ¿crees que el oponente se quedará ahí esperándote? — Dijo sacando un mandoble de hueso como arma, abalanzándose contra el príncipe y su espada, la intención no era ganarle en poder, sino que estuviera atento.

Frenando su ataque con esfuerzo, retrocediendo ligeramente y contraatacando de nuevo con un movimiento, provocando que se eche para atrás.

Papyrus: Error, te va a matar... Así que ponte serio o perece, va para los dos, y a ti igual, Bruce. — Señalándolo a él con una mirada totalmente seria.

Y este, golpeando al aire, solo asentía con la cabeza, manteniéndose entrenando.

Reflejos con Sans, eso era difícil, para Asriel no demasiado, ya había peleado lo suficiente con él, y con sus nuevas habilidades, era como pelear a muerte, devastaron todo el bosque con sus estruendos, pero al menos se estaban divirtiendo.

Sus ataques eran creativos, sus lianas se moviían ocn elegancia, golpeando cual látigo feroz, tenía todo a la mano: inteligencia, experiencia y fuerza.

Bruce, en cambio, ya igualaba su velocidad, y logró manifestar la mitad de la hoja de Acal... sin cambiar, su avance era notable, pero algo raro pasaba, cada que sacaba sus puños, estos... por alguna razón sacaban algo más de armadura, eso era algo que no taba más cuando le llegó a los hombros y la potencia del golpe al momento del impacto era mucho mayor.

Honestamente, le quedaba bien con su nueva ropa, la cual era algo vaquera: Chaleco morado, camiseta negra, abrochada con botones de metal con un leve morado, junto a unas botas que combinaban con elegancia.

Además de eso, a él no le parecía raro, es más... solo estaba asustado, últimamente, cada que él se va a dormir, luego de algunos experimentos, ese laboratorio solo escuchaba gritos y agonía, en constante tormento... y veía unas criaturas súper extrañas, derritiéndose en su cara.

Y también veía a lo lejos a una niña... herida... y lo que parecía un bebé en sus brazos, bañado en sangre.

Aliza: Descuida, amor, mamá te cuidará... a todos...— Solo para levantar la cabeza y notar cómo lloraba sangre de los ojos, para acabar diciendo:

“Y
A
TI
I GUAL
MI QU
ER
IDO
B
R
U
C
E”

Intentando llegar a ella, pero esas cosas lo tomaban de los brazos... pidiendo ayuda.

Bruce: Déjame ayudarte... solo dime quién eres... DÍMELO — Gritaba intentando extender su brazo lo más que podía... intentando llegar a ella... esperando un salvador... que jamás ha llegado.

— ¡¿DIME QUIÉN ERES?!

Gritando en un último intento inútil... solo para despertar.

Agotado, su aliento era pesado... pero no podía evitar sentirse así... otra vez le fallaba a esa niña, otra vez, sin poder ayudarla.

Bruce: ¿Se puede saber? ... ¿Quién es esa mujer? — Se preguntaba a sí mismo, pero se olvidó que no estaba solo.

Como una manifestación momentánea, el lado más tajante de la muerte aparecería.

Lech: Al comienzo, creí que solo fuiste elegido al azar, en nuestro intento de permanecernos vivos, de tantas almas a las que podíamos unirnos, fuiste TÚ aquella alma que estaba a nada de romperse y dejar de existir, si no fuera por nosotros... ahora que veo esto, y cómo mi hermana reaccionó esa vez... — Quitándose el sombrero y frotándose los ojos para intentar mantenerse en la conversación.

Lech: No soy capaz de creerlo, al final... parece como si papá nos estuviera obligando a terminar lo que empezamos. — Sentándose a lado de la cama de Bruce, apoyando su mano en el hombro, pensando qué podría decir a continuación... pero no había otra respuesta.

Este solo se lo quedó observando, el niño intentaba comprender esto, ansiando al menos una respuesta, sea mala o buena, solo quiere una.

Lech: Hace tiempo, cuando éramos uno, Luci no planeaba un exterminio, en su lugar, nos enseñó el mundo, cada lugar, cada cosa, el lado bueno de la vida y por qué debe disfrutarse, eran momentos tan... mágicos, pese a que nosotros somos divinidades. — Riendo un poco.

Bruce: Sí, en esa época todo debió ser hermoso, donde la vida era más abundante y no había tantos edificios o contaminación, jaja.

Su portador solo podía esbozar una sonrisa, parecía que esta historia estaba bien encaminada, así que siguió escuchando.

Lech: Y te quedaste corto, mocoso, ¿sabes? Antes, ella y yo teníamos la regla de no intervenir, sin embargo... — En un tono pesado intentaba seguir... pero no podía... no quería aceptar que eso le pasó a... ella, sus manos comenzaban a temblar.

Bruce: Oye, no necesitas presionarte así, amigo, si una parte no puede, la otra sí, ¿verdad? Así que cálmate, nadie te apura, Lech.

Fue ahí que en esa aprobación del humano, un destello blanco tomó el lugar de la oscuridad, su contraparte apareció, y siguió narrando.

Acal: Un día nos llevó a un pueblo, era humilde, gente amable, ella los ayudó a prosperar, mantenerse firmes ante lo malo, entre todos ellos, había una niña pequeña. Cabello negro, iris de un morado muy intenso. — Decía todo esto sonriendo.

Pero a cada palabra que el niño escuchaba, comenzaba a tener algo, indescriptible... una sensación recorría su espalda, respiraba de forma pesada.

Acal: ... esa niña se llamaba "Aliza Campbell". Era una niña a la que Luci salvó, nos volvimos buenos amigos, Luci era una madre para ella... Esa niña dio luz a tu sangre, y ahora que vi ese recuerdo... sé que ella fue— Ese recuerdo finalmente lo alcanzó, y no importa que esté fragmentado, duele... como la primera vez, imaginándose ese momento duro para ambos.

El muchacho ya entendió todo, sus ojos se abrieron de par en par y empezaba a temblar, pero solo podía seguir observando.

Acal: Luego de un tiempo, me entero de que Luci hizo una masacre en los castillos de ambas razas... Debí ir con ella cuando quería que la acompañara. — Colocándose las manos en el rostro, empezando a hiperventilarse, al mismo tiempo que su otra mitad intentaba calmarlo, apareciendo nuevamente en ese momento.

Bruce: (No, por favor, no te hagas esto, amigo, no...) — Levantando poco a poco sus brazos, abrazándolos lo más fuerte que puede.

Acal: ¡Debí acompañarla! Quizá- solo quizá nada de todo esto habría pasado, mis manos, NUESTRAS MANOS están tan manchadas como las de ella... NOSOTROS LE FALLAMOS — Dijo aferrándose con fuerza al agarre del niño de aquella mujer que fue su segunda amiga.

Bruce: No se deben culpar por algo que está fuera de su control, no lo sabían, han cargado esto tanto, ustedes tienen permitido llorar, no son solo dioses, son seres vivos como todos los demás, y no fallaron. ¿Quieren saber por qué? — Él jamás los había visto así, siempre se mantuvo firme y resistente ante todo esto.

Por primera vez, el niño que no podía sentir nada, brotaba lágrimas de su cara, pero no eran suyas... eran blancas y negras, pero estaba feliz.

Acal y Lech solamente lo observaban en el momento del colapso, esperando, sus labios se comenzaban a secar, las estrellas en sus ojos que antes estaban por extinguirse, ahora ardían con más fuerza que nunca.

Bruce: Porque gracias a ustedes, puedo vivir un día más, y ahora al fin sé que, pese a que mis progenitores me abandonaron... Mis padres siempre estuvieron conmigo, cuidándome a su manera, claro, pero aún estando ahí. — Abrazándolos con fuerza hasta donde él podía.

Al oír eso, ninguno se separó del otro, se mantuvieron ahí, juntos, hasta volver a caer dormido, y afuera del cuarto, sería oído por Asriel.

Asriel: No lo sabía, bueno, al menos ya hicieron las paces, a partir de aquí las cosas irán a mejor, mientras, yo iré a encargarme de algo. — Saliendo del hogar sin hacer ruido en lo posible, llegando a la puerta destruida y derrumbada de las ruians.

Dirigiéndose a ambos lados de los árboles, y generando entidade planta con un poco del pdoer de las armas, siendo tres.

Una forma de la que al parecer se especializaba en atacar y defenderse cuerpo a cuerpo, siendo impregnada con valentía y amabilidad.

Y otro que se especializaba en estrategia: Tener una mentalidad serena, formada a partir de paciencia y perseverancia.

Asriel: Bien... — Pensando en un posible escenario de una batalla contra Chara. — Esto al menos nos dará tiempo para seguir entrenando. (Es importante mantener mis poderes de alterar la realidad, así mi presencia será imperceptible para ese Ángel, nos prepararemos mejor para esto, por ahora es todo lo que puedo hacer...) — Para luego dirigirse de regreso a la casa de los hermanos esqueleto.

Caminando lentamente hasta que se tropezó por la nieve, pero alguien lo agarró.

Voltea algo confundido, podía ver a una persona familiar, tenía alas azules, un casco de aviador con lentes para los ojos, apenas si se podía ver su emplumado cabello.

Asriel: Oh, hace mucho que no te veía, Guardia Real. — Contestándole a la mujer con plumas blancas en su pecho.

Martlet: ¿Acaso te conozco? Estaba patrullando para mantener vigilada la casa donde se hospeda el humano, no sabía que tenía más compañía, en estos casos debo leer el protocolo, ya que eres una cara nueva, — Sacando un diario y analizando cada detalle.

Desde el fondo, Clover se estaba riendo, pese a estos años, ella no cambió en lo absoluto, eso es bueno.

Martlet: ¡Ajá! Esto es un arma peligrosa, debería confiscártela, denme su nombre por favor. — Decía emocionada, escribiendo todo en su libro.

Asriel: Soy quien gracias a ti las almas de los humanos no están, pero tampoco se marcharon. — Martlet solo seguía escribiendo como si nada.

Martlet: Sí, ya me acordé de usted, bienvenido a la vida, joven Asriel, la Científica Real le había mandado unos estudios a la casa Ketsukane, por eso supe que estaba vivo, y que algo más grande vendrá. — Prosiguiendo en su reglamento.

Martlet: Y díganme, ¿se siente bien? ¿Clover está bien? Digo, al fin y al cabo posees la energía de las 6 almas humanas por esos estudios que leí. — Amablemente respondiéndole con una sonrisa, a la par que seguía escribiendo.

Asriel: Sí, lo está. — Respondiendo a su primera pregunta de forma certera. — Y no, estas espinas y lianas son parte de mí, no puedo desaparecerlas. — Pese a ser poderoso, actualmente estaba agotado, generar esos guardianes gasta su buena cantidad de magia así que es preferible ir a descansar mientras podía.

Caminando, dándole la espalda dirigiéndose a ese lugar, para ya estar al fin cómodo, y disfrutar el momento, algo que no ha hecho por décadas siendo una flor.

Martlet: Era para asegurarme, bueno, está limpio, puede ir a su hospedaje, y recuerde que luego debe ir a ver a su madre. — Sonriendo contestaba la dulce pajarita azul, intentando recibir una respuesta.

Pero un recuerdo pasó por la cabeza de Asriel en ese momento, volteándose a verla a los ojos, y decirle lo siguiente.

Asriel: Martlet, dile a Dalv que no se preocupe, que la homicida del alma azul y yo vamos a pagar por lo que hicimos, por lo que te hice, sé que es algo sorpresivo pero... lo siento. — Las disculpas se quedaron cortas con lo que hizo, pero Martlet solo dijo:

Martlet: ... así que es cierto, esos no eran sueños, una flor me mataba, ah... lastimosamente para ti, no puedo culparte, estabas consciente pero no tenías alma, y no es al momento de tenerla que el arrepentimiento llega, así que estás perdonado, su esponjosidad, jaja. — Dando un saludo firme con su ala derecha y mostrando una enorme sonrisa.

Alzándose al vuelo, en plena noche, desapareciendo en la oscuridad de la nieve, y al final, el príncipe podía descansar, como se debe luego de un día largo, siendo abrazado por el espectro de su hermana que no se alejó de su lado.

Asriel: Buenas noches, siento no haber podido decirle más... con ese perdón me quitó las palabras y yo solo — Siendo callado por el dedo de Chara puesto entre sus labios, ella sonriendo.

Chara: Asriel, no te preocupes, el mundo te dio esta oportunidad para que arregles todo esto, tú también eres víctima aquí, así que solo vive, preparándote para lo que viene, pero vive. — Abrazándolo completamente, sin despegarse de su lado.

Provocando que el príncipe solo sacara unas lágrimas, y besando su frente.

Asriel: Sé que no soy de cumplir promesas, pero intentaré detenerte con todo cuando salgas, y haré que vuelvas a casa conmigo y con mamá, quieras o no. — Envolviendo al espectro emocional de su hermana con sus lianas, para que no esté lejos de él.

Chara: Ay, eres adorable cuando te pones así, de acuerdo. Buenas noches, y descansa, ¿Sí, hermano? Te quiero.

Dejándose que el sueño los envuelva cálidamente, luego de pasar por el frío de la muerte.

Y en el frío silencio de las ruinas, quien tomó el cuerpo de la octava se ahogaba más en su propio odio, con pocas posibilidades de salir de este... durmiendo en total oscuridad.

El día siguiente fue... duro.

Papyrus: ARRIBA, ARRIBA, BRUCE, HOY ES EL DÍA — Golpeando sus palmas lo suficientemente fuerte como para despertarlo de un salto.

Inevitablemente, cayéndose de la nueva cama que habían hecho para él.

Despertándose de manera muy abrupta, yéndose a cepillar los dientes, perfurmarse, y ya estaba más relajado, luego de todo eso solo quería ir ahí y comprobar si podía estar en paz.

Bruce: Bien, supongo que eso es todo lo que puedo hacer por ahora, heh, jamás fui a una cita con nadie... menos con un monstruo. (Me pregunto si elegí bien al ponerme esto, ¿pero cómo sabré si no voy? Ahí es donde caigo en jaque, yo puedo). — Despejando su mente, y motivándose a dar un paso al frente.

Topándose con Asriel a su lado, saludándose de forma agradable, sin tensión entre ambos.

Asriel: Sé que no soy el mejor con las palabras, pero me alegro que lo que sea que te asustaba, se haya disipado. — Estrechando su mano para luego abrazarlo.

Bruce: Heh, es gracioso, ahora me ayudas cuando yo lo hice. — Chocando puños con él en un momento, en señal de agradecimiento en lo más profundo de sí mismo, para luego ir con Sans.

Indicando que al fin, es hora de ir a ese lugar donde acordaron su llamada.

Teletransportándose ahí de una vez, dejando al muchacho algo cerca.

Sans: En vez de entrenar, usa este momento para relajarte, créeme, te servirá, tienes derecho a disfrutar estas cosas también, niño. — Dándole una palmada en el hombro para posteriormente despedirse, en menos de un parpadeo ya se había marchado.

(Snowdin)

Papyrus: ¿Y cómo se encuentra? — Contestaba tomando un poco de agua para refrescarse un poco.

Sans: Bien, de muy buen humor, le dije que se relajara, estar con ella lo va a calmar, además se nota que le atrae el género opuesto, toda su vida fue pelear, tiene derecho a ser adolescente. — Preparándose una taza de café.

Papyrus: Hm, siempre creí que a ella le atraerían los tipos adinerados, pero le irá bien. — Dejando su vaso en una esquina y sentándose en su sillón.

En los calientes lugares de Hotland, él estaba caminando tratando de halar el lugar, finalmente viendo un puesto de comida, con telarañas alrededor.

Bruce: (Solo le he hablado por teléfono, al menos nos conocemos lo suficiente, es muy agradable cuando habla, su risa es contagiosa, el hecho de que le importe tanto sus arañas y que ellas le importen ella demuestra su voluntad fuerte, y que no es solo codicia lo que habita en ella) — Acercándose al puesto poco a poco, una araña diminuta ya lo esperaba.

Por las emociones que emanaba, quería que la siguiera, entonces eso hizo, dirigiéndose a un lugar lleno de telarañas, con varias criaturas de ocho patas clavando su mirada en él, era evidente que lo estaban probando, porque le bloqueaban el camino.

Bruce: (Ah, ya entendí, no pisarlas) — Calentando un poco las piernas y moviéndose delicadamente hacia el centro.

Siendo recibido con una ronda de aplausos a lo cual el respondió con una reverencia, pero unos aplausos resonaban más fuerte en el lugar.

Muffet: Jujuju~ bien, has pasado la primera prueba, cariño, debo admitir que la primera impresión no está mal, y veo que has cambiado por completo. Me gusta. — Acercándose a él y tocando su pecho, examinando con sus manos cada parte de su vestimenta.

Ella se había colocado colas de caballo en ambos lados, y su vestido estaba conformado de una fina tela, de no ser porque el chico tenía buen ojo, diría que estaba hecho con telarañas de verdad.

El ambiente estaba relajado, y fue invitado a sentarse en la mesa para ya empezar con su salida.

Empezando a comer y degustar los platillos poco a poco, su sabor era dulce y suave, algo que disfrutaba con gusto.

Bruce: ¿Y todo esto costaba una fortuna? Jamás entenderé a la gente que solo piensa en el dinero, pero al menos sé que es por tus arañas, es una meta genial. — Sonreía este cruzando sus piernas para estar más cómod.

Muffet: Antes las cosas eran así, aunque bueno, con cada llamada he aprendido más de ti también, soportaste mucho, yo lo he hecho, y me llevó a formar mi negocio. — Usando sus manos para tomar un pequeño trago de su té.

Bruce: Tu vestido es hermoso, la forma en la que combina contigo hace resaltar esos ojos oscuros, y cuando les da la luz son atrapantes, te hace merecedora del título de "Reina araña", — Tomando su mano para rascarse en el cuello.

Era la primera vez que le decía algo como eso a alguien. ¿Cómo se lo tomó la araña? Pues... ese sonrojo dio justo en el blanco.

Muffet: ¿Estás seguro que es la primera vez que sales con una dama? Porque, cariño, dices cosas muy... adorables, jaja~ — Tomándolo de la mano y levantándolo de su asiento.

El joven solo le siguió la corriente y comenzó a bailar con ella, se podía oír a la lejanía a una araña tocando el piano, relajando el ambiente.

Muffet: No sabía que podías bailar, estás lleno de sorpresas. — Pegándose al pecho de este, escuchando cómo latía su corazón, era cálido.

Bruce: Sí, un amigo sabe algo de baile y me ayudó con algunos pasos. — Recordando cómo Asriel le enseñaba a bailar una semana antes de que arranque la cita.

Asriel: No, sigue mis pasos, relaja los hombros, y déjate llevar, ¿lo tienes? — Tomándolo de la cintura.

Bruce: ¡Sí, lo tengo! — Moviéndose al ritmo de la música.

Ya en el presente escenario pasaba a ser solo para los dos, moviéndose con la música con mucho entusiasmo, ambos eran inexpertos en esto, pero estaban realmente felices, que había una sensación extraña en ambos.

Muffet: Bruce... — Apretando un poco sus hombros con sus garras. — ¿Yo te gusto? — Mirándolo fijamente sin decir ni una palabra, a la espera de una respuesta.

El joven solo se podría a sonreír, nadie en su vida se le acercó así, desde que cayó aquí... pese al gran peso que ahora carga encima, nunca pudo experimentar nada de esto.

Creyó que solo la oscuridad iba a tragarlo, que su destino era solo ser un mero engranaje vacío, pero estas personas a las que debe proteger, le dio una razón para ser feliz, para pelear, para amar.

Solo para tomar su rostro, acercarse a ella sin temor a lo que ocurra más adelante... y besarla al fin, para luego separarse de su boca y soltar lo de su interior de una vez.

Bruce: No soy bueno dando respuestas complejas, pero espero que esto sea suficiente, cada que me contabas tus aventuras y me abría contigo, no sabía qué sentir, algo me molestaba, y era el valor de aceptar que también tengo emociones, emociones hacia ti, solo que no me sentía listo. — Acariciando su rostro de forma cálida.

Muffet solo se quedó callada, pero inevitablemente su sonrisa se hacía notar demasiado, provocando que tiemble un poco.

Muffet: Ah~ y-yo ah... jaja~ Pues yo me sentía igual, me alegra que hayas tomado la iniciativa, saber que esta experiencia es nuestra me... ME PONE MUY FELIZ~ — Abrazándolo fuertemente con cada brazo.

Bruce: H- hey, me estás abrazando muy fuerte... amor. (Esto se dicen las parejas, ¿verdad?) — Manteniendo el abrazo.

Muffet: Es que no quiero separarme de ti, no aún. — Pegándose más.

Y este solo se pondría a temblar... de alegría y confusión... aceptando aquello que siente.

Bruce: E- está bien... mantengámonos así.

Al final, después de todo, él está disfrutando la nueva oportunidad que se le concedió, y ahora que las telarañas lo han tomado...

Llegó la hora de que la bestia marina lo engulla de un bocado, a él y al nuevo príncipe.

(Castillo real)

Toriel: ¿Entiendes lo que te pido ahora? Líder de la Guardia Real, quiero que me escoltes personalmente con Sans y su hermano, pude sentir algo familiar a la lejanía y necesito saber qué ES. — Una mirada flameante, ojos de color morado, y con la vista más firme. Esta mujer ejercía su derecho como reina.

A la vez que un monstruo pez, con cola de caballo color rojo sangre, y una armadura con los mismos colores que un diamante, contestaba lo siguiente:

Undyne: Sí, majestad, déjemelo a mí. — Sonriendo de oreja a oreja por la noticia.

"El viento aúlla, los monstruos se preparan, la guerra se aproxima".

Y nuestro héroe está en una cita, con sus 2 mitades felices de estar en calma una con la otra… sin saber cuánto iba a perdurar, pero estaban tan… fascinados al sentir todo esto.

Lech: Así que este es el amor romántico, siendo experimentado de primera mano, he visto que es como algo liberador. – Concentrando su mirada en aquella mezcla de emociones que desprendían ambos.

Acal: Es que piénsalo, acaba de enterarse que no nació del amor, y aún así, se está abriendo, está herido todavía, pero está más preparado para amar, su alma es fuerte, sí, pero su mente frágil, detonas algo en él y…  - Arribando a su mente cual tormenta esos momentos donde su poder tomaba control de su mente.

Sin importarle las consecuencias o el dolor, solo acabar con su malestar, remontándose a esa pequeña batalla con Asriel una semana atrás.

Ambos estaban concentrados al máximo, el desafío era solamente noquearse una vez, pero el príncipe era tan fuerte, que este llevaba la delantera por mucho.

Asriel: Heh, te haz vuelto mas rápido, Bruce, pero la velocidad no lo es todo, debes enfocarte y conocer a tu oponente, y yo conozco muy bien tu manera de pelear. – Dándole un uppercut directamente a su mentón para sacarlo a volar.

Las respuestas del cuerpo del humano fueron rápidas, pegándole en las costillas, y clavándole los dedos en la garganta para que no pudiera respirar, seguido de un rodillazo tan filoso como una navaja suiza, cortando el suelo a su costado.

Siendo tomado de la camisa con las lianas del príncipe, utilizando sus espinas rojas para atravesar su pecho, seguido de alterar la realidad para que un relámpago lo fulmine, una llamarada intensa lo distraiga con el vapor de la nieve en el suelo, seguida de una estocada con su arma.

Bruce: (Reacciona o vas a perder, la única forma de salir de esto es… no, no puedo seguir dependiendo de ellos, debo dejarme llevar, pero solo concentrándome en un objetivo… NOQUEARLO) ¡Jajaja! – Sacando la espada de Acal.

Solo para lanzarla como mera pelota de tenis al suelo, para que sea utilizada como “pararrayos”.

Bruce: (Ahí va uno, ahora solo queda hacer esto) – Sacándose el chaleco negro, y pasando la armadura de sus puños a sus piernas, para que el peso lo lleve mas rápido al suelo.

Asriel: (Las llamas lo alcanzaron, carajo) ¡BRUCE! – Corriendo rápidamente a donde se ocasiono el vapor, solo para ver su ropa nueva quemada…

Asriel: (Era una distracción… OSEA QUE ESTA DETRÁS D-)

Pero era tarde, a diferencia de él, Bruce puede saber donde se encuentra el alma, ni siquiera necesita los ojos.

Preparando una Sartén gigante para amortiguar el golpe.

Pero toda la armadura se le fue a su brazo izquierdo, llegándole hasta el hombro, formando algo de protección mas puntiaguda.

Bruce: N O T E  C R E AS   Q U E  G A N A S T E. – Potenciando y apretando su puño al máximo.

Solo para una vez allá, colisionado el escudo, soporte lo mejor que podía esa cantidad de poder, poco a poco fragmentándose, hasta romperse.

Asriel: (Si esa cosa me toca, el dolor que vendrá después no tendrá nombre) -Provocando un temblor en su pupila que se haría notar.

Asriel: (¡Pero mi mamá no crió a un COBARDE!) - Sacando un guante de lucha callejera su palma derecha, ardiendo de un fulminante color anaranjado.

Colisionando sus puños, generando una explosión que resonó en todo el subsuelo, hasta llegando al Castillo Real.

Acabando al fin, esa memoria, volviendo a la conversación de ambas caras de una misma moneda.

Lech: Se vuelve alguien peligroso a la hora del combate, los encontraron a ambos sin medio torso, las costillas estaban expuestas, y los órganos vitales… eso si que tardó en regenerarse.

Acal: Al final nuestras decisiones crearon a estos demonios en la tierra, y ellos 3 serán lo que o nos libere a todos de nuestro tormento.

Lech: O nos silencie en el frío de la muerte a todos… ah… al menos pudimos hacer las paces con el, debemos aferrarnos a la esperanza, porque esta vez, no estamos solos. – Tomando la mano de su otra parte con fuerza.

“Los humanos y los monstruos han evolucionado por siglos, sus avances y sus desgracias son lo que los convirtieron ahora, y por fin ambas razas colaboran entre si, ellos dos comenzaron ese camino a lo inexplorado, y sus almas le darán esperanza a esos desafortunados”

Fin capítulo 19.